Semana 26 - Sensible

Día de mierda el de ayer. Estuve tragándome las lágrimas desde que me levanté, y solo se me pasó un poco antes de ir a guitarra. ¿Motivo? No sé, todo empezó antenoche, cuando hablamos con madre sobre algunas enfermedades (ella tiene una amiga con esclerosis múltiple, no sé en qué grado), el deterioro de las personas...temas para nada felices.Imposible no pensar en mi abuelo, sumado al bajón de mi abuela del martes y encontrar a mi madre llorando después de hablar por teléfono. Lo mío fue como una implosión de emociones, de presiones, que no pude liberar, porque en ningún momento pude llorar libremente, no pude romper nada, gritar, patalear, nada. Todo el día con un malestar mayúsculo que me llevó a tirarme en la cama por la tarde, no para dormir (aunque así terminó), sino para no hacer nada, porque no tenía ni las fuerzas ni las ganas.

No siento que me quedé con ganas de decirle algo a mi abuelo, siento que me quedé con ganas de tener a mi abuelo. Y siento que no puedo salir de cierto punto, que tengo un malestar constante que a veces se acrecienta, y no puedo hablar con nadie. En parte, porque no quiero cargar con más peso a mi familia (mi madre ya tiene bastante con el peso emocional de la abuela), en parte, porque no sé hablar de lo que me pasa (sí, por blog, sí, por un blog al que nadie de mi familia, de mis amigos más cercanos accede, un blog anónimo prácticamente, ahí sí me atrevo. ¡Viva mi valentía!).

Y me niego a ir a un psicólogo. Me niego.

Así que, tras un miércoles espantoso, este jueves santo ya me encontró calmada y de mejor humor. Veamos qué me depara el día.


Hoy, ya llevo la mitad del desafío cumplido y me queda la mitad por cumplir. En mi balance, tengo muchas ideas en mente, solo una empecé a escribir un tratamiento, de otra tengo un primer... ¿capítulo? Casi, algo similar. Y ahora nos envalamos con unos amigos en un proyecto de revista propia... espero que el viento siga siendo favorable en ese sentido, y que sople fuerte... ya habrá novedades al respecto.