Semana 48 - Nothing Good Happens After 5.A.M

En un capítulo de mis series preferidas, How I met your mother, decían que nada bueno podía ocurrir después de las dos de la mañana. Como acá tenemos otros horarios, yo aplicaría esa regla a que nada bueno puede ocurrir después de las cinco.

Si para las cinco no pasaron un buen tema en la fiesta, si tus amigos no decidieron todavía aún a dónde salir, si no encontraste a ningún flaco o ninguna flaca a la que chamuyarte, date por vencido/a. No se puede emprender nada más que el regreso a casa (ya sea the walk of shame o no) después de esa hora. No digo que una buena noche va a terminar mal si no volvés a tu casa antes de las cinco (no soy tan hipócrita), digo que no podés empezar nada a las cinco o hacer algo nuevo, porque no va a resultar como lo esperabas y va a ser una decepción.

Después de las cinco empecé a hablar con un chico en una fiesta y todavía hoy me arrepiento.
Después de las cinco quisimos entrar a un reconocido boliche porteño, y conseguimos espantarnos con el precio de la entrada para los hombres (porque las chicas pasábamos gratis), verle la cara a Hernán Caire y el cuerpo plástico de una señora entrada en años. Una salida infructuosa que solo sirvió para gastar plata en taxis.

Semana 47 - Rejunte

A cinco semanas de terminar, creo que es hora de empezar a evaluar el año de actualización y lo que pasará después. Igual, en cinco semanas pueden pasar muchas cosas... mejor dicho, no sé si tantas, pero sé que se vienen unos días importantes.

Por lo pronto, estoy metiéndome con la segunda parte del fanfic. Lo que es bueno, porque estoy escribiendo, y malo, porque tengo muchas ideas para ir desarrollando y no quisiera colgarlo. Necesito disciplina.
También tengo un par de historias dándome vueltas por la cabeza, pero todavía no las plasmé. En realidad, algunas tienen ya una o dos páginas en papel en algún lugar del escritorio. El problema, es que son todas ideas extensas, nada corto... ya me pasó que cuando llevan tanto tiempo me atasco en un punto, dejo todo y me olvido del trabajo. De nuevo, disciplina.


Por último, hoy Red Hot Chili Peppers. Ya voy preparada para la acumulación de gente, el quilombo de la salida, quedarme con ganas de más (los discos ya están cargados en el reproductor para mañana), y para cruzarme mañana a esa gente que, al día siguiente, usa la remera con el nombre de la banda, la misma que llevó al recital o que se compró ahí. ¿Lo hacen para demostrar que fueron? Es hora de que te pegues una ducha, querido.

Y sí, en algún momento debería empezar a ponerme al día con la facultad. En algún momento.

Semana 46 - El manco de Lepanto

Sentí su presencia, su respiración agitada acercándose. Me abstraje de los gritos de mis compañeras y giré levente la cabeza sobre mi hombro izquierdo. Evalué la situación por unos segundos, lo suficiente como para que mis pies se movieran hacia la izquierda y todo mi cuerpo los acompañara. El cálculo fue preciso y logré impactar contra su cuerpo. Un grito desgarrador, cual guerrero a punto de acortar la distancia que lo separa de su oponente, brotó de mi garganta, suficiente como para darme coraje y liberar el dolor correspondiente a sentir un codo clavándose en mi hombro.

En el momento, molestaba, pero el dolor llegó al momento de bañarme e intentar sacarme la remera. Resultado: hielo, y mantener el brazo quieto por unos días. Vale aclarar que esto me pasó el viernes y este martes tuve la última sesión de terapia física, por lo que, al visitar al médico de guardia, mi temor fuera que me mandara diez sesiones más... no es porque sea un embole y me duerma en la camilla, no es porque esté lleno de gente de la tercera edad que ronca, es porque me torcí el pie, diez sesiones, tuve tendinitis (en el mismo hombro), otras diez sesiones... ¡¿y ahora ésto?! Por suerte, el médico de guardia nos despachó rápido para poder volver a dormir y no me aconsejó nada que hielo y reposo.

Así que, pañuelo al cuello, escribo estas líneas con una sola mano. El nivel de velocidad de tipeo disminuye ampliamente.

¿Reflexionando?, llegué a enumerar una serie de descubrimientos y cosas que se vuelven más difíciles o imposibles de hacer con una mano:
-el shift de la derecha es útil. No necesito estirar mis dedos a punto de desgarrarse para apretar el shift y el enter al mismo momento, por ejemplo.
-no puedo tocar la guitarra
-cortar el papel higiénico se vuelve una tarea ridículamente complicada.
-cortar la comida
-subirme y bajarme los pantalones
-sacarme la remera... no es que lo hago con una mano, pero no puedo hacerlo sin soltar unos cuantos improperios (siempre quise usar esa palabra) en el camino.
-lavar los platos (y cualquier otro elemento de la cocina)
-hacerme un sandwich
-arreglar unos subtítulos, por ridículo que parezca. No podía no usar la mano para corregirlos.

Semana 45

"La verdad que no sé qué decirte. Supongo que en realidad, no debería decir nada, sino hacer. Me cuesta salir de mi lugar, de mi mundo, de mi manera de ser, y las alternativas que tengo para hacerlo, para dar el primer paso, no las agarro. Sigo decepcionando a la gente, y eso no me gusta. A mi también a veces me da bronca la manera que tengo de ser, pero supongo que esa misma manera me imposibilita romper con mis trabas...es como un círculo vicioso."

Mails...