En el momento, molestaba, pero el dolor llegó al momento de bañarme e intentar sacarme la remera. Resultado: hielo, y mantener el brazo quieto por unos días. Vale aclarar que esto me pasó el viernes y este martes tuve la última sesión de terapia física, por lo que, al visitar al médico de guardia, mi temor fuera que me mandara diez sesiones más... no es porque sea un embole y me duerma en la camilla, no es porque esté lleno de gente de la tercera edad que ronca, es porque me torcí el pie, diez sesiones, tuve tendinitis (en el mismo hombro), otras diez sesiones... ¡¿y ahora ésto?! Por suerte, el médico de guardia nos despachó rápido para poder volver a dormir y no me aconsejó nada que hielo y reposo.
Así que, pañuelo al cuello, escribo estas líneas con una sola mano. El nivel de velocidad de tipeo disminuye ampliamente.
¿Reflexionando?, llegué a enumerar una serie de descubrimientos y cosas que se vuelven más difíciles o imposibles de hacer con una mano:
-el shift de la derecha es útil. No necesito estirar mis dedos a punto de desgarrarse para apretar el shift y el enter al mismo momento, por ejemplo.
-no puedo tocar la guitarra
-cortar el papel higiénico se vuelve una tarea ridículamente complicada.
-cortar la comida
-subirme y bajarme los pantalones
-sacarme la remera... no es que lo hago con una mano, pero no puedo hacerlo sin soltar unos cuantos improperios (siempre quise usar esa palabra) en el camino.
-lavar los platos (y cualquier otro elemento de la cocina)
-hacerme un sandwich
-arreglar unos subtítulos, por ridículo que parezca. No podía no usar la mano para corregirlos.
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