Arriba, remolones.


Yo banco a SodaStereo. Cerati, solista, no me gusta, pero claro que tampoco le deseo el coma. No se lo deseo a nadie. Ni a... *elija a su hijo de puta predilecto*... a ese, le deseamos la muerte.


Pero... Entrar al Facebook de Gustavo Cerati y poner cosas como se ven en la imagen... es de pelotudo.

¡Pero qué tonta! Cierto que, si se llegan a juntar 3 millones de mensajes (valen los de facebook, twitter, orkut, myspace, sonico, de texto... ¿me olvido de alguno? Ahhh, sí, Hi-5, el que usa mi profesor de Economía del secundario), deseando que el enfermo se despierte, la próxima noche de luna llena, el hombre abrirá los ojos, se levantará para hacer el moon walk y tal vez (dependiendo de la cantidad de hermanos que tenga), se convertirá en Hombre Lobo. ¡Que alguien le avise a los médicos! ¡Rápido, llamen a Dr. House! Oiga, Doc, deje de romperse la cabeza y empiece a tipear.

Forros. "Amaneció. Abre los ojos". ¡Ah! El tipo siguió de largo con el sueño y no se avivó que ya era hora de levantarse. Este Gustavito... qué vagoneta. ¿Y si la llevamos a la mina del noticiero a que le diga "arriba, mis remolones de las 8"?

Si yo fuera Cerati y viera esos posteos, entre esos mensajitos de "despertate" (escuchame... te pensás que el acv "me lo agarré" por gusto? te crees que quiero estar con todos estos tubos y tantos días acostado, para después hacer una rehabilitación al estilo Black Mamba?) y esas preguntas como "¿te casarías con Gustavo Cerati?" y la persona diciendo "ooooooovio jijiji"... le pagaría a un doble y me iría con camilla y todo a alguna isla paradisíaca y que se caguen los "fans". Que así, no dan ganas de despertarse, che.

Idea, idea, ¿dónde estás que no te veo?

Estuve meses esperando. Agarraba un papel, apoyaba la lapicera, y al rato, el papel terminaba en el tacho de basura.Tiempo después, el taco rebalsaba y yo dormía sobre el escritorio.
Intenté de todo. Me senté a escuchar una y otra vez las historias de mi abuela, esperando la llegada de algún evento que despertara mi interés. Sonreí a un par de personas en el colectivo, esperando a que alguno me diera charla y descubriera, entonces, una historia de vida apasionante, pero la gente me miraba como si estuviera loca.
Dejé una libreta con un lápiz sobre la mesa de noche, y todas las mañana la encontraba vacía. Pensé que tal vez ahí podía estar la clave, la base... pero no fui capaz de llegar a nada, y pronto me quedé en blanco.
Compré el diario todos los días, buscando alguna noticia que sirviera, pero sentía que ya todas eran historias, o la representación de una realidad muy distorsionada.
Como el colectivero me había advertido que a la próxima sonrisa me bajaba, decidí simular que escuchaba música y esperar a que las personas de mi alrededor entablaran una conversación diciendo las cosas que yo necesitaba oír.
Desesperada, opté por plagiar obras completas, pero a mitad de camino, sentía que lo que escribía no iba a ningún lado, y nuevamente, quedaba en la nada.
Tampoco podía escribir sobre una persona que no puede escribir porque ya los escritores se han encargado de usar la idea de "escritor sin ideas" hasta el hartazgo.

Me resigné. Tal vez, lo mio, no era escribir nada, imaginar otras vidas, jugar a ser Dios con seres de palabras.

Y cuando ya estaba por decidirme a estudiar algo más afín a mi vida, como Economía... me vino. Y no hablo de Andrés. Sino, de una idea. Me cautivó, la abracé y la besé al instante. Y después, otra, totalmente diferente. ¡Dos ideas! Se presentían sólidas, interesantes. Empecé por la primera, escribiendo el primer día. Dos, tres, ¡cuatro carillas! ¡Sin parar! Estaba orgullosa, con el sentimiento de que iba por el camino que tenía que ir.

Y un día, cual personaje de Woody Allen, me entró un "miedo". Si me siento, y escribo, en poco tiempo voy a llegar a un punto del que no voy a saber cómo salir; o se me va a dar por releer lo que venía trabajando y voy a estar en completa disconformidad, no por la idea, sino, por mi escritura. Temo que pase eso, que la idea muera sin haber llegado lejos, temo arruinarla y hacerla espantosa cuando en mi mente se ven tan bien.

Y ahí está, me esperan. Todos los días, las dos, me dicen que siga. Y yo las miro y pienso que mejor hoy no, mañana.

Hasta que ese mañana llegue, espero ir ganando un poquito más de confianza con este humilde blog.