Semana 1 - La página en blanco

Casi al borde de romper lo que no había llegado a empezar, decidí actualizar, como había anunciado.
Creo que lo que más me influenció esta semana fue esa famosa y espantosa hoja en blanco (aunque, tratándose de este medio virtual, no sé si "hoja" sea la mejor definición). Es una competencia mano a mano el de la hoja en blanco. Por un instante, se miran mutuamente y luego de analizar su perfecta superficie, una se dispone a escribir las primeras líneas. Si ese día se está con suerte, se puede escribir un buen tramo antes de parase a revisar, ajustar, cambiar y proseguir. Pero los días con suerte no son los más frecuentes. Los que proliferan son los otros, los que se escribe una línea, se lee y no gusta. Se borra. Volvemos a intentar. Mejor, pero hay que ajustar un poco la redacción. ¿Cómo se dice eso? Ay, lo tengo en la punta de la lengua... no, no hay caso... pongo un sinónimo. Y dale que va. Terminamos el párrafo en plena disconformidad, así que, ctrl + e, supr, y vamos de nuevo. Pero ahora es distinto... porque ya hay una incipiente frustración. Y la hoja se siente poderosa, nos refriega su blancura, nos encandila con la luminosidad. ¡La muy turra! Sabe que somos débiles y que no hay nada peor que la incapacidad de plasmar una idea, de expresarse. Son muchísimas las batallas perdidas frente a la enemiga silenciosa, y muchísimas las que están a medio camino, esas ideas que se empiezan y no se siguen, o esas otras que voy desarrollando en mi mente y eventualmente me digo (¿me miento?) que las llevaré al papel.

Supongo que fue ese pavor a la hoja en blanco, a sentarme y que no me saliera nada para escribir, lo que más me demoró.

Pero por hoy, le gané. Tato 1, Hoja 0.

Como dice Mirta, hasta la semana próxima, si dios quiere. Qué bueno que sea atea.

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