Semana 9 - Balance

27/12/2010
Lunes acalorado y agitado. ¡Qué noche la de aquél día!
Después de unas hermosas navidades (no estuvieron buenas, pero esperaba que fuera peor... por ejemplo, con más llanto incontenido por parte de los comensales), llega el último lunes del año, la última semana laboral del 2010, el último rejunte de comida que hará mi madre para la cena... llegan todos esos "él último..." que, sin saber por qué, a una se le vienen a la cabeza. Aunque sean las más grandes pelotudeces.

Es la magia del año nuevo, la ilusión, vacía, de pensar que "se acabó lo que se daba", que con el nuevo año y sus 365 días a estrenar, vamos a cambiar y cumplir con todas aquellas cosas que siempre decimos, mas nunca hacemos. ¡MENTIRA! El año nuevo solo nos trae calor y confusión los primeros días, hasta que nos acostumbramos a poner en la fecha 2011 u 11, en vez de 2010 ó 10. Es lo único. El año, en sí, no te va a hacer cambiar absolutamente nada, si uno no se moviliza, las cosas se van a mantener más o menos iguales. Sí, como poder, podemos decir que serán 365 nuevos días, días que no han pasado, una cuenta que da perspectiva de futuro y no de pasado, para empezar a activar. Pero así como empezamos con 365, bajamos a 320, 290, 150, y 31 de diciembre otra vez.

Yo empecé con el trazado de metas y objetivos a cumplir hace ya unos años, y, la primera, segunda y tercera vez, el resultado fue desfavorable... desfavorable a niveles de no haber cumplido absolutamente ninguna de las "metas personales", y en muchos casos, haber hecho precisamente lo contrario. Poco a poco, aprendí que, en vez de una lista de cosas "que debo hacer", tenía que confeccionar una lista de cosas "que podría hacer, si me pinta y sin ninguna obligación". En vez de "no más platonicismos", ponemos "reducir el número de", en vez de "terminar de tejer el chaleco y las polainas", con conformamos con un "volver a tejer".

Es por eso que, mediante este blog, voy a hacer mi balance anual 2010 (porque, convengamos, que si no aprendí italiano hasta ahora, no lo voy a aprender en los próximos 4 días). Cada meta que haya cumplido será un punto a favor, y cada una que no haya logrado un punto en contra.
  1. Guitarra --> +1
  2. Italiano --> -1
  3. No morderme (me muerdo la parte interna de la boca... sí, un asco) --> -1
  4. Dibujo --> Que conste que averigué en el Rojas e hice unos bocetos siguiendo las instrucciones de un ebook. Ok, sí, ya entendí: -1
  5. Curso de edición --> -1, pero por mi cuenta, algunas ediciones hice.
  6. Curso de bartender --> -1... tal vez este verano...
  7. Terminar el chaleco y las polainas de Jo --> -2 (el chaleco lo terminó mi madre).
  8. Actividad física --> +1 (me ha salvado el roller derby)
Total: -5


Era un resultado esperable, decí que soy conformista y que con haber cumplido dos de los ocho (nueve, si vamos al detalle del que punto del tejido, se refiere a dos prendas), me alegro.


Para el 2011 me voy a proponer:
  1. Sacar un tema en la guitarra SIN AYUDA DEL PROFESOR (lo que no significa que no recurra a otros medios)
  2. Continuar con mi actividad física (y lograr: mantenerme más en los patines, y ser la jammer líder una vez).
  3. No morderme (es por mi salud! pero parece que no lo entiendo)
  4. Elegir un dibujo para tatuarme... y hacérmelo.
Reducción considerable... sólo le tengo fe a las dos primeras.



En cuanto a otro tipo de balance... el 2010 fue un año muy jodido. Fue un año de mierda, bah. Sí, conocí gente buena onda con la que me llevo muy bien (las bully), que fue uno de los cambios más grandes. Pero, por otro lado, viví lo de mi abuelo. No solo la muerte, que fue el final, sino todo el proceso. Por mi actitud antes, durante y un poco después de Navidad, me doy cuenta que aún no pude lidiar con todo eso, me entraban esos ataques de romper algo, de, si hubiera sido posible, subirme a una montaña y gritar, o simplemente, correr. Lo que sentía era que, como no podía sacarme "eso" de adentro, la angustia, el dolor, o lo que sea que tuviera, tenía que cansarme, gastar mis energías, y hacer de cuenta que cada gota de sudor representaba parte de ese "eso" que se iba yendo de mi sistema. Limpiarme por dentro. Tenía ganas de ponerme a correr como Forrest Gump, sin rumbo, alejándome de casa. Claramente, no lo hice, así que mis niveles de fastidio, de irritabilidad estaban alcanzando su punto más alto. No le deseé "Feliz Navidad" a nadie en mi familia durante el brindis, no quería pronunciar palabra (no sé si me hubieran salido) y, realmente, ¿"feliz"? ¿"felicidades"? Qué mensaje tan vacío y de disco rayado para ese momento... por lo menos, es lo que me pareció. Con ironía, recordé las Navidades del 2009, que tampoco fueron alegres (como solían ser), en las que también mandé a cagar a Dickens (y fue la ruptura de mi tradición navideña), todo porque mi abuelo se había peleado con mis viejos. En el 2009 mi madre estaba triste porque su padre no le hablaba, y en el 2010 estaba mal porque su padre ya no estaba. La vida y su jodido sentido del humor.


En resumidas cuentas, no voy a extrañar al 2010... es más, el 2010 podría no haber existido y no me hubiera importado. Chau, andate, pronto. Quisiera cerrar los ojos y que ya fuera dos de enero del 2011.


43 semanas restantes.

No hay comentarios: