Al principio no fue fácil, tenía esas ganas de correr y arrancarme la piel, para cambiar la fuente del dolor, para aliviarme. Pero el tiempo pasó y si bien las heridas dejan cicatrices, una las lleva. Con amor, con fuerza. Esto no significa que no haya días que esté más sensible, días en los que no puedo lidiar con el dolor de otros, en los que si leo, veo o recuerdo, algo dentro mío se retuerce y las lágrimas escapan.
Y creo que no hay día en que no me acuerde de vos.
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