Semana 28 - Chupasangres eran los de antes

Lejos de ser un estudio exhaustivo (cúlpese a la falta de tiempo y de visualización de material), y dejando de lado el tono catedrático, lo que publico a continuación es un compilado, un repaso, sobre un personaje que ha transitado la historia del cine en distintas décadas y terminó dando pie a la aparición de un subgénero de películas, por decirlo de alguna manera.

Hablo de Drácula y los vampiros.

El cine conoció la leyenda del Conde Drácula de la mano de Willhelm Murnau, allá por 1922 cuando hizo Nosferatu, la historia del Conde Orlok (en un intento por no pagar los derechos de autor).
Nosferatu
Más allá de su importancia histórica, el film de Murnau era un drama terrorífico (aunque ahora no cause el mismo efecto), que poco lugar dejaba al romance. La relación entre Ellen y Orlok, si bien tiene dejos del romanticismo, parece más del tipo obsesiva.

Los años corrieron y un actor del antiguo imperio Austro-Húngaro se puso la famosa capa. Ahora sí con el nombre de Drácula, Bela Lugosi lleva a cabo la interpretación del personaje que lo marcaría de por vida. Es común recordar a Lugosi como Drácula, más allá que participó en muchísimas más películas, antes y después.
Bela Lugosi

El séptimo arte se dio el lujo de "ponerle color" al personaje y en 1972 se estrenaba Blácula.
William Marshall

Pero en los 80 llegó la proliferación masiva: The lost boys, The hunger, Fright Nighs, Near dark. Los 80 le dieron la sangre que el vampiro necesitaba, condimentada con esos raros peinados nuevos y sus efectos especiales de dudosa calidad, pero que precisamente por eso era tan geniales.
The lost boys (sí, es Kiefer Sutherland)
Fright Night

En 1992, Francis Ford Coppola volvió a las raíces e hizo Drácula, de Bram Stoker, considerada por muchos la mejor adaptación del clásico. Sin duda, la aclaración del autor, pretende reflejar la fidelidad de la película. Si se quiere conocer el origen de Drácula, esta película es la única que lo cuenta.
De nuevo, el amor entre el Conde (un Gary Oldman impecable y un equipo de maquillaje y efectos que lo acompañan con justeza) y Mía, porque no se puede hablar de Drácula, sin hablar de amor: egoísta, tal vez, porque la quiere para él, sin importarle las consecuencias ni el cómo; pero lo cierto es que él dio todo, se alejó de dios por ella, y la vuelve a encontrar...¿alguien no haría lo mismo en su lugar? Al amor de ellos, se suma el magnetismo que tiene el conde (y del que carecía su antecesor, Nosferatu). Más allá de si es atractivo o no (cosa que Max Schreck no era), el conde y las vampiresas tienen la capacidad de seducir, ya sea como cualidad propia como por benefio extra que viene de la conversión en criatura chupasangre. Habilidad que para cualquier ser con intensiones poco amigables, resulta sumamente práctica.
Gary Oldman

Leslie Nielsen se pondría en la piel del chupasangre en Drácula, muerto pero feliz. Mel Brooks hizo la parodia y actuó como Van Helsing.

Un año antes, Brad Pitt y Tom Cruise serían los personajes de la novela de Anne Rice en Entrevista con el vampiro.

Robert Rodríguez encerraría a George Clooney, Quentin Tarantino, Harvey Keitel y Juliette Lewis en un bar mexicano lleno de espantosos vampiros, entre los que están Danny Trejo y Salma Hayek (que lleva el nombre de Satánico Pandemonium y le hace un baile a Don Tarantino). Del crepúsco al amanecer es, para todos los que disfruten de unos buenos baños con líquidos corporales, un ticket de entretenimiento garantizado.

Uno de los maestros del terror, John Carpenter, hizo su versión western del tema en Vampiros, film que muchos desprecian y tildan de embole mayúsculo, pero al que yo le hago el aguante.

Desde la televisión, la "vampiromanía" se acompañó con Buffy y, posteriormente, Angel. Clásicos (y quien no haya visto Buffy, especialmente, debería cancelar esa deuda urgentemente).

El cuero es la última moda vampírica en el 2000. Aparece a fines de los 90, en Blade y se queda en toda la saga de Underworld (envidiable el cuerpo de Kate Beckinsale y la manera en la que le queda ese traje de cuero). También hay cuero en la innecesaria Van Helsing (de nuevo, Kate Beckinsale en el reparto).

Y después, el horror. Una saga que puso a los vampiros a la luz del día, sin que murieran; les depiló las cejas y el pelo del pecho (probablemente, la tira de cola de cola también). Les dijo que fueran "vegetarianos" y consumieran animales. Les dio amor, pero no egoísta, un amor empalagoso, adolescente, acompañado por sentimentalismo barato, diálogos insulsos y un mensaje casto que da náuseas. Con Crepúsculo, libros y películas, se inaugura la era del vampiro metrosexual. Libros pésimos y películas aún más, protagonizadas por Robert Pattinson y Kristen Stewart.
Náuseas
Mataron al vampiro. Lo aniquilaron. Le quitaron el poder, el sensualismo. El vampiro no es agradable, no se quiere casar con una. El vampiro quiere tu sangre... y a otra cosa mariposa. Si es sensual, es solo para cautivar a su víctima, hipnotizarla y después, atacarla.
A la doña Meyer no le bastó con destruir la figura del vampiro, sino que puso a un hombre lobo, que bien podría haber hecho de "el chico de la playa" en una película de las hermanas Olsen (trasladen cualquiera de sus películas a un ambiente costero, con la misma trama, y todo encaja perfectamente).

La televisión se suma a esta tendencia, con dos series: True Blood y The Vampire Diaries. Las dos protagonistas femeninas se enamoran perdidamente de vampiros buenos (al menos, True Blood tiene la decencia de dejarlos salir solo por las noches... Vampires... les pone anillos mágicos que funcionan como un protector solar factor 500), y también hay vampiros malos que, más que destruir su amor, buscan destruirlas a ellas. Ambas son adaptaciones de novelas. Si en Crepúsculo es el vampiro el que lee la mente, en True Blood es la humana protagonista; pero la radical diferencia es que ésta serie perdió su virginidad en el segundo capítulo, y el sexo está a la orden del día (lo que se debe traducir como "raiting").

Cuando todo parecía perdido, llegó el BAFICI 2008.

La sinopsis de la guía no me preparó para ver lo que vi (como sucede con la mayor parte de las sinopsis del festival).
Let the right one in fue una de las más gratas sorpresas entre todos los films que vi en las distintas ediciones del BAFICI.

Hay un romance... ¿inocente? No sé si tildarlo de esa manera. Los dos niños protagonistas se quieren, se comprenden y se aceptan tal cual son, no como el resto de la sociedad. La unión que se forja entre ellos es muy grande, y están dispuestos a ayudarse, sin importar qué. Y ellos saben qué es ese "qué". Si nos quedamos en que son nenes, sí, podemos decir que es inocente. Pero si vemos las situaciones por las que tuvieron que pasar, y la manera de resolución, la inocencia va desapareciendo. Para Eli, en realidad, matar es algo común, es su forma de subsistir (acá, no hay animalito de dios que sacie el hambre, se buscan 100% humanos). El cambio radical, el que va a "perder su inocencia", es Oskar, porque desde el momento en que decide estar con ella, sabe que va a tener que ayudarla, ser su cómplice. El romance inocente, el amor por el amor mismo, entonces, adquiere nuevas dimensiones y se tiñe de oscuridad.

Se agrega a esto un grupo de vecinos que sospechan que algo raro ocurre y unos nenes que viven molestando a Oskar. Los dos protagonistas tendrán a sus oponentes. Se suma a esta ensalada algo de gore, un uso moderado de efectos (nada de terribles chorros de sangre, piruetas imposibles ni velocidades que superan a la de la luz), acorde con la historia, cumpliéndose eso de que "menos es más". Un ambiente sombrío y un aire macabro en todo esto. Las cosas, en Let de right one in no son tan simples como parecen. Y si bien el film no llega a mostrar todo lo que libro describe, se siente que hay "algo raro".

Amor juvenil, con vampiros, pero hecho en el norte de Europa. Sombrío y con ritmo particular. Rompió con las tendencias de los últimos tiempos, con los estilos que se manejaban (no solo de la saga de Meyer y su séquito, sino con films mucho más anteriores).

Eli salta sobre los hombros de Edward Cullen, le arranca la cabeza y escupe el cuerpo inerte. Y todos los que amamos a Nosferatu, acompañamos Buffy, aplaudimos a Gary Oldman, y nos bañamos con los líquidos de Rodríguez, enterramos el cadaver y le damos nuestra sangre.



SPOILER!(de Let the right one in)
Eli, no es una nena. Cuando se lo aclara a Oskar, quiere decirle eso. No es nena. Es un nene, que fue castrado hace tiempo.
El hombre que está con él, al principio, que dice ser su padre, en el libro es un pedófilo.
Sí, el libro es más perverso y... oscuro.

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